8/10/11

Nuevos talentos. CaroMena con Truthuful Love


Holaa, holitass que ya estamos a Sabado espero
que pasen un muy buen fin de semana.
Mientras tanto yo os dejo por aqui el 2º capitulo de Truthuful Love
de Carol que espero que os guste.

Capitulo 2



Londres Junio de 1912

 -Te dije que no vinieras a perdirme perdón.

-¿Que dices?, llegué antes que tu -declaró Terry recostado, plácidamente en la gruesa rama del roble- no me molestes y déjame dormir.

-Tendrás que suplicar, si quieres que te perdone.

-No se de que hablas.

-Baja de allí. Ese es mi lugar.

-Peor para ti.

-Este no es tu reino personal. Baja de ahí o lo haré yo.

-Bajaré si me pides perdón.

-¿Y por que tendría que pedirte perdón?

-De rodillas, por supuesto.

-No vine por ti, gradísimo tonto. Sólo vine a despedirme de lugar preferido.

-Despídete  mas aprisa ¿quieres?, haces mucho ruido.

Furiosa Mlenaie, buscó entre la hierba una piedra de buen tamaño y se la arrojó directamente en la cabeza, guardando una segunda en la otra mano.



-¡Hey! -protestó Terry desde lo alto- ¿Que demonios haces?

-No me voy a ir porque tu lo dices.

-Pero que...

-Tu eres quien me debe una disculpa. Si piensas que vas a traerme como el otro día, te equivocas. No soy una chica indefensa que se asusta fácilmente con los gritos de nadie.

-¡Indefensa! ¿Con un perro guardián como el tuyo?

-Sniki no es un perro -rezongó Melanie- ¿estas ciego?

-Que tonta eres. No hablo de tu zorrillo.

-¿Entonces de que...?

-¡Melanie! -gritó alguien a unos metros de distancia.

-Aquí viene -dijo Terrence, divertido- esta vez le tomó mas tiempo encontrarte que de costumbre.

-Mark  -salió Melanie a su encuentro- ¿Que haces aquí?

-¿Que haces tu aquí?  Todos te estamso esperando.

-Vine un momento a despedirme de...

-De mi -intervino Terry, bajando de un salto- ¿Eso también te molesta?

-Todo de ti me molesta -respondió Mark.

-Entonces deberías mantener tu distancia.

-No sean niños -Melanie se interpuso entre ambos con los brazos estirados- si alguien nos ve...

-No te le acerques -advirtió Mark-. ni a ella ni a ninguno de nosotros.

-¿Es una orden?

-Una muy clara.

-Por favor -suplicó Melanie- basta.

-Si tanot te preocupa, llévatela -dijo Terry al sujetar el brazo de Mlenaie y ofrecérselo a Mark- Tu Melanie hace demasiado ruido.

-¿Su Melanie? -respingó ella.

-Vámonos -Mark tómo su mano y la jaló consigo- los chicos nos esperan.

-Aguarda un momento -los pies de Melanie se plantaron en el piso y miró a Terry- No soy "su" Melanie.

-Vete de una vez poddle, tu primo esta a punto de sufrir un ataque al corazón.

-Idiota -Mark empujó a Terry mientras apartaba a Melanie con su otro brazo- este no es lugar para ti. Deberías estar en la carcel.

-No me gusta tu país, lo siento. Estoy bien aquí.

-Paren, por favor.

-Solo estas aquí por los favores de tu padre. A nadie le agradas, ni siquiera a el.

-¡Mark, basta!

-¿Por que me tienes tanta envidia, Mark?

-¿Yo¡ ¿de que podría tenerte envidia yo?

Terry posó su mirada en la chica que estaba a su lado, y entonces Mark obtuvo su respuesta. Melanie cerró los ojos, conteniendo la respiración.

-Mark -dijo Melanie- dijiste que todos esperaban por mi. Será mejor irnos.

-No hemso terminado ¿oíste? -dijo Mark, apuntando al aristócrata.

-Sabes dónde encontrarme.

Melanie condujo a su primo hasta el pie de la colina. De pronto se detuvo y miró hacia atras.

-Ve adelante -pidió ella- olvidé algo.

-¿Que cosa?

-No tardaré

-Pero...

-¿Puedes adelantarte, por favor?

-Melanie...

-No tardaré -repitió Melanie, y luego de darle un beso en la mejilla echó a correr colina arriba.

La vista desde la colina era recortada por la espigada figura de un solitario incorregible. El noble cruzó la pierna y recargó todo el peso de su cuerpo sobre el viejo roble. Melanie subió a toda prisa mientras Mark prefirió ir hacia el coche que los aguardaba en la puerta. Un delgado hilo de humo asomó por la cabeza de Terry poco antes de que Melanie se detuviera a sus espaldas. El escuchó sus pisadas y sonrió a escondidas. Ella guardó silencio para recuperar el aliento al tiempo en que decidió aproximarse un par de pasos. Terry la observó de reojo, Melanie sonrió igual, y juntos, sin conocer su futuro contemplaron la última puesta de sol que verían en el St. Paul.

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Edimburgo Junio de 1912

-¡Adiós, chicos!

-Adiós, Melanie -se despidió Steve, levantando el brazo- hasta mañana.

-Hasta mañana Mark -dijo Anne.

-Cuídate por favor -le pidió su novio antes de darle un beso en la mejilla- Saben dónde encontrarnos en caso de que...

-Ya , no pasará nada -interrumpió Melanie, empujando a Mark para apurarlo a entrar a su auto- estaremos bien.

Con una enorme sonrisa el rostro las chicas vieron alejarse, a punto de saltos, el destartalado automóvil de Steve. Agitaron sus manos por última vez antes de que desaparecieran a través del portón del colegiod e verano.

-"Estaremos bien" .repitio Mlenaie, secamente-. Si, seguro.

-¿Por que lo dices así?

-¿Lo dije en voz alta?

-Melanie...

-Es horrible que tengamos que quedarnos encerrados. No pensé que la escuela de verano fuera así.

-Mañana tendremos tiempo libre.

-Eso espero.

-Escocia es hermoso ¿no te parece?

-Mucho.

-¿Donde esta Cathy?

-Se fue a su habitación. Estaba cansada.

-Mejor así -dijo Anne al llegar a su habitación-. Mañana nos espera un día muy ajetrado. ¿Iras conmigo, cierto?

-¿A dónde?

-¿A dónde?, ya te había dicho, Mel ¿no lo recuerdas?

-No  -se excusó, avergonzada- lo siento.

-A la cuidad. A comprar un vestido de fiesta.

-¿Que fiesta?

-La del príncipe -dijo entusiasmada- en su Villa Real

-Ah -gruñó Melanie- ¿Y tiene que ser mañana?

-¿Tu no vas a comprar algo para ti?

-No -contestó como si la respuesta fuese obvia.

-¿No piensas ir?

-No realmente.

Para Melanie, Anne todavía era la pequeña que corría a su lado por los prados se Lakewood. Las que compartían el sueño de ser adoptadas y alcanzar la felicidad. Pero poco a poco, alarmantemente, la veía transformarse en una niña mimada, absorta en su banalidad.

¿Cuándo el tiempo pase, aún seremos amigas, Anne?

Pensativa, Anne se sentó frente al espejo para desamarrar su cola y cepillarse el cabello. Miró a Anne en el reflejo e ideó rápidamente rápidamente algún pretezto que le permitiera escaparse de su mejor amiga y conocer sola la ciudad...

-Anne -dijo Melanie, tragando saliva y y deseándose suerte- mañana debo buscar un escondite para Sniki en los alrededores. Quisiera ir a comprarle un poco de comida y dejar una carta en el correo -lo que sea excepto meterse a una tienda de ropa- ¿Por que no le dices a Cathy que te acompañe?

Anne alzó la cabeza y miró a Melanie como si hubiera oído mal. Melanie supuso que eso pasaría. El tiempo difícilmente conservaría los lazos que las habían mantenido unidas toda la vida. Sus memorias comenzarían a borrarse, sus sentiemientos cambiarían, el destino las llamaría por distintas sendas. Y lentamente se daban cuenta.

-Como tu quiers -aceptó Anne.

-Pero... -dijo Melanie, al girar sobre su asiento para mirarle- después si quieres puedo ir a...

-Esta bien. Comprendo.

-Por la tarde daremos un paseo con los chicos ¿si?

-En lugar de Cathy, me hubiese gustado más ir contigo.

-Anne -Melanie jaló aire y decidió ser sincera-, nadie va invitarme a esa fiesta -se encogió de hombros- pero no me importa. No creo que la tía Eleanor me lo hubiese permitido de todas formas.

-Pero si tu se lo pidieras...

-Luisa y Daniel la convencerían de lo contrario.

-Entonces ven conmigo, con mi familia.

-Anne...

-O con Steve y Mark.

-Anne, estaré bien.

-¿Y si Terry te lo pidiera? -probó Anne como último recurso- ¿Aceptarías?

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-¿Terry?

-Nada mas ni nada menos que Terrence Preminger, hermanita.

-¡Terry en Escocia! -los ojos de Luisa resplandecieron de excitación- ¡Que suerte!

-Pero seamos sinceros, Luisa. Con Melanie cerca no podrás acercártele ni a un metreo de distancia.

-La que no dejará que se acerqué sere yo.

-¿No te has dado cuenta lo beunos amigos que son?

-No por mucho tiempo.

-¿Que planeas?

-Ser el centro de atención. Mañana compraré el vestido mas hermoso de esta ciudad.

-Terry no mirara tu vestido. Mirará que no eres Melanei y te pasará de largo.

-Ella no esta invitada a la recepción.

-Toda la familia Hamilton lo esta.

-Ella no.

-Aquí tenemos su invi...

-No -zanjó Luisa- aquí no tenemos nada, Daniel. Además, la tía no le agradará presentar a una campesina como futura heredera de los Hamilton.

-Como quieras.

-Esta vez Melanie no se interpondrá en mi camino. Y ten mucho cuidado con abrir la boca frente a Steve y Mark.

-Haz lo que se te de la gana.

-El odio empezaba a consumir el alam de Luisa. La desesperaba a tal punto que dejaba de pensar en las cosas que la habían feliz para concentrarse en las que pudieran lastimar  a su peor enemiga. Herirla, humillarla y doblegar su dignidad se habían convertido en su única diversión.

Te odio tanto.

Antes era un juego de niños, ahora, una, cuentra guerra.

No descansaré hasta que desaparezcas de mi vida.

El resentimiento se agolpaba dentro de ella a cada minuto. La impotencia se tornaba en desprecio, la ira en verguenza. La felicidad de Luisa se alimentaba con la infelicidad de Melanie, y no descansaría ni un solo día de su vida hasta ser una mujer inmensamente feliz.

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-Si estuvieras aquí... -murmuró Melanie, con la vista extraviada- es tan hermoso.

Cerró los ojos y la imagen de Arthur acudió a su mente.

-Planearías con Steve y Mark nuestro día de campo. sonreirías para demostrarme que es una tontería estar triste en un día así y me invitarías a meter los pies dentro del lago.

Melanie pudo senti el agua fría refrescarle la piel y levantó su mirada hacia el despejado cielo azul.

-Siempre que te recuerdo intento no llorar, pero... -un nudo en la gargante le impidió seguir hablando. Restregó sus ojos y tomó aire- No estoy llorando -alzó la cara para recibir el sol en la frente- ¿lo ves?

Su conversación privada la mantuvo sentada sobre el pasto por mas de media hora. Recargó el mentón en sus rodillas, sujetando sus piernas. El cristalino reflejo del lago la mantuvo inmóvil y fascinada, recreando las cientos de conversaciones posibles que haber tendio con aquel maravilloso chico.

-No sabía que Esocia fuera tan hermoso.

-Yo tampoco.

Melanie pegó un brinco por la imprevista llegada de un desconocido.

-Hola ¿te interrumpo?

-No -se preparó para ponerse de pie-, ya estaba por marcharme.

-¿No te levantes? ¿Me permites?

-¿Eh?... bueno, si.

-Siento haberte asustado. Peor mio un poco de envidia la forma en que mirabas el lago.

-¿Envidia?

-Era como si mirases algo increíblemente hermoso.

-Es hermoso ¿no te parece?

-Si que lo es, pelo había olvidado.

-Disculpa -titubeó, Melanie- ¿Cual es tu nombre?

-¿Cual es el tuyo?

-Melanie -y extendió su mano-. Melanie Kennedy.

-Albert, mucho gusto.

-¿Albert?

-Eso dije.

-Mi mejor amigo se llama así. Mucho gusto, Albert.

-Es un placer, señorita Kennedy.

-Melanie. Solo dime Melanie.

-¿Y que haces por aquí? La ciudad esta algo lejos. ¿Viniste caminando?

-No vivo en la ciudad. Paso el verano en el Instituto St. Paul.

-¿El de monjas?

-El mismo.

-Y -Berth consuló su reloj- ¿no deberías estar allí ahora?

-Tengo el día libre, por eso quise conocer los alrededores.

-Que gracioso. Ami se me ocurrió lo mismo.

-¿También pasas tus vacaciones en Escocia?

-También.

Melanie no se dio cuenta del tiempo que transcurrió mientras conversaba con aquel extraño que se acerco sin reserva. Parecía demasiado confiado de si mismo. Hablaba con soltura y gentileza. Apuestom, con una sonrisa que contagiaba con adorable facilidad. Melanie lo escuchó con interés mientras imaginaba quién podría ser en realidad.

-Será mejor que regrese al colegio antes de que anochezca.

-Pero todavía es temprano.

-Si, pero...

-¿Te he aburrido?

-No, claro que no.

-Hacía mucho tiempo que no hablaba con nadie que no fuese un familiar.

-¿Como?

-¿Es raro, no?

-¿No tienes amigos?

-Es mas complicados que eso. Escucha, te propongo algo. Demos un paseo por la ciudad.

-¿Tu... y yo?

-Me portaré como todo un caballero.

-Gracias, pero...

-Acepta.

Melanie titubeó unos segundos. Una vocecita en su interior le dijo "acepta". Otra vocecita tiraba de sus cabellos diciendo "muy mala idea"

-Bien... -asintió, insegura-, acepto.

-¿A donde quieres ir primero?

-A donde tu quieras.

-De acuerdo -Berth se puso en pie y le tendió la mano- Vayamos por mi caballo. No tengo un carruaje que ofrecerte pero...

-¿Caballo? -repitió, inquieta,

-Si, esta en...

-Preferiría caminar.

-Llegaríamos mas rápido y menos cansados.

-Me gusta caminar.

-¿Es que no sabes montar?

-No me gusta -admitió, nerviosamente- nunca me ha...

-No hay nada que temer. Soy un excelente jinete y te ayudaré.

-No, gracias.

-Vamos...

-No.

El pulso de Melanie se aceleró rápidamente. La sola imagen de un necio jamelgo formaba en su pecho una enorme oleada de terror. Aquella extraña y recurrente fobia todavía no podría entenderla ni controlarla, a pesar de saber exactamente de dónde provenía.

-¿Te sientes bien?

-Si. No es nada.

-Te pusiste pálida.

-¿Ah si?, tal vez tomé demasiado sol.

-¿Mucho sol te pone pálida?, creí que sucedía lo contrario.

-¿Caminemos si? -sonrió y adelantó su paso.

-De acuerdo -Berh se encogió de hombros- caminemos.

Durante el paseo, Melanie repasó muchas veces la formidable semejanza que Berth guardaba con Albert. Se lamentó no poder haberse despedido de su amigo en Londres. Afortunadamente sabía que lo volvería a encontrar. No entendía como ni por qué, pero Albert siempre volvería a su vida cuando menos lo esperara.

Berth y Melanie recorrieron los alrededores de Edumburgo. Curioso con cada detalle que conformaba el alma viva de la sencilla población. Hambrientos de saber, de preguntar y divertirse. Sin embargo a medida que pasaba el tiempo, Melanie pudo darse cuenta del raro comportameinto de Berth. Al acercarse a las personas o pasar frente a un aparador o mesón cualquiera, Berth desviaba la cara. Como si fuera un ladrón buscado por la ley. O alguien a quien nadie debía reconocer. Peor aún, en ciertas ocasiones, Melanie sintió como si un desconocido continuamente los siguiera.

-¿A quien buscas? -le pregunto Berth cuando Melanie giró la cabeza por enésima vez.

-Creo que alguien nos sigue.

-¿Nos siguen? ¿estas segura?

-No lo se.

-Que extraña eres -le sonrió, sin prestarle mucha atención.

-Tu eres quien ha estado actuando extrañamente. ¿Por que te escondes de los demás?

-¿Te parece?, no lo había tomado. Quizás es para no llamar la atención.

-¿La atención de quién?

-De... -Berth sintió que no era buena idea revelarle nada de el aún-... de las chicas.

-¿Comó?

-¿Qué puedo hacer?, no es mi culpa ser tan popular.

-Dios, que vanidoso -murmuró Melanie.

-¿Qué dijiiste?

-¿Eh?, nada, que estoy algo cansada.¿No sentamos?

-Te advertí que sería mas fatigoso andar a pie.

-Solo necesito descansar un poco. Eso es todo.

-Gracias por tu compañía, Melanie -dijo Berth cuando encontraron una deliciosa sombra bajo el reposo de un roble.

-Fue un placer, caballero.

-Me gustaría preguntarte una cosa.

-¿Cual?

-¿Con quién hablabas?

--¿Con quién qué?

-Cuando te encontré en el lago, parecía como si hablaras con alguien.

-Alguien... -repitió Melanie, pensativa. Al recordar que era Arthur con quien conversaba, sonrió con una melancolía- es un secreto -respondió, guiñándole un ojo.

-¿Te gustan los secretos, poddle?

Poddle...

Los pensamiento de Melanie regresaron al presente de inmediato. Para ser exactos, hasta la cubierta del barco donde, en donde cierto odioso y pesado inglés le hbaía onsequiado ese sobrenombre.

-Y bien. ¿quién era?

-Un amigo -contestó, molesta de que dicha palabra fuese tan simple para encerrar todo lo que Arthur significo en su vida- se llamaba Arthur.

-¿Se llamaba?

-Era como de mi edad y pertenecía a mi familia. ¿Por que?

-Curiosidad. Pero ¿por qué hablas en pasad...?

-Dejemos esta conversación para otro día. ¿si?

-Pero...

-Tengo hambre -confesó Melanie.

-Eres un pozo sin fondo. Acabamos de comer y ya tienes hambre otra vez.

-Entrometido.

-Glotona.

-Atrevido.

-Hermosa.

-Engreído... -Melanie se detuvo-, un momento ¿hermosa?

-Lo eres. Por supuesto que no.

-Lo eres -repitio el- y quiero volver a verte, Melanie Kennedy.

-La tarde pasó mas rápido de lo que ambos hubiesen deseado. A pesar de eso, Melanie tuvo la oportunidad de mostrarle a Berth la forma correcta, rápida y segura de trepar a un árbol. La técnica para cruzar sin miedo un puente colgante erguido sobre un caudaloso río. El sencillo placer de comer en el mesón mas humilde y limpio. Mirar con placidez los preparativos para el festival del pueblo, y finalmente la maravilla de desplomarse sobre el oloroso pasto escocés.

-Me he sentido como un niño de nuevo -dijo Berth.

-¿Y te gustó?

-Muchísimo. ¿Cuándo lo hacemos otra vez?

-¿Otra vez? -chilló Melanie-. Pero si estoy exhausta.

-Estudias en el St. Paul ¿no?

-Si.

-Genial. Te buscare allí.

-De acuerdo -dijo sin otro remedio.

-Tengo que irme. Los siento, pero te llevaré de vuelta.

-Puedo regresar sola. Gracias. Además... -Melanie miró con interés el interior de una tienda de ropa cercana- la chica de ahí es mi amiga. Podemos irnos juntas.

-Entonces me retiro -tomó su mano- Muchas gracias por todo, Melanie -y besó su mano mientras las mejillas de ella se sonrojaban intensamente.

-Hasta pronto.

-Albert, espera.

-¿Si?

-Me dejas... ¿preguntarte una última pregunta?

-¿Cual?

-¿Quién eres?

-¿Quién soy?

-Dijiste que tu nombre es Albert pero quiero saber quién...

-Soy un nuevo admirador -respondió despreocupada- uno que se asegurará de volver a verte.

-Pero...

-¡Hasta luego!

Melanie observó con atención a su alrededor mientras Albert se alejaba. Sabía que no se había equivocado. Alguien los seguía. En realidad, a quien seguían era a Albert. Después de desaparecer tras una esquina, no vio a nadie mas. Meditabunda y recelosa, Melanie dio media vuelta solamente para toparse con otro dolor de cabeza.

-Así que un admirador.

Ay, no...

-Pobre, Mark. ¿Estas buscando volverlo loco con tantos hombres a tus pies?

-Cállate ¿Quieres?



-¿Y cómo se llama tu nueva conquista, poddle?

Melanie resopló, lista para otra batalla.

-No es mi conquista y si lo fuera -alzó su barbilla- a ti no te importa.

-A las monjas si les importaría. Además, ni siquiera sabes cómo se llama.

-Si lo se -protestó-. Albert.

-¿Albert qué?

-Albert... Albert algo.

-¿Albert algo?

-Métete en tus asuntos -lo esquivó para cruzar la calle.

-Te recomiendo -dijo Terry, cerrándole el paso- que cuides con quién sales a dar un paseo en Edimburgo. No todos son quienes dicen ser.

-No te entiendo.

-No importa. Será mejor que te alejes de ese tipo.

-¿Lo conoces?

-Vamos, te acompañaré de regreso.

-No me has contestado.

-Ni lo haré.

-No necesita que la acompañes a ningún lado, Preminger.

Terry sonrió antes de girar sobre sus talones para encontrarse con una cara conocida.

-Estaba preguntándome -dijo- cuánto tiempo más tardarías en aparecer.

Agh ¿nunca dejarán de pelear? -pensó Melanie, mirando al cielo- De acuero, que lo hagan, pero ¿habrá alguna probabilidad de que yo no este presente?

-Creo que dejamos algo pendiente en Londres -declaró Mark.

-No -intervino Melanie- no dejaron nada pendiente. Vámonos.

-No lo se -fanfarroneó Terry- revisaré mi agenda.

-¿Cuántas veces tenog que repetirte que no te quiero cerca de mi prima?

-¿Por qué no me lo escribes? Así será mas fácil recordarlo.

-Mark...

-Si tanto te preocupa la seguridad de Melanie, no soy yo a quien deberías estar mirando.

-¿Que?

-Anne nos espera, mira -apuntó Melanie hacia su amiga- está en esa tienda ¿la ves?

-No la pierdas de vista este fin de semana -agregó Melanie, alejándose de ahí.

-Habla claro ¿quieres?

-¿Lo ves?  -confirmó Melanie- dice cosas sin sentido. No hables con el -recargó los brazos en la espalda de Mark y empezó a empujarlo con dificultad.

-¿Hasta cuándo dejarás que una mujer te defienda, Loockwood?

-Idiota. Te voy a...

-Detenlos, Dios, por favor -oró Melanie con fervor- O tendré que hacerlo yo.

-¡Hey! -exclamó el milagro que Melanie esperaba- ¡Mark!

-¡Steve! -saltó Melanie de gusto.

Steve alcanzó a sujetar a Mark momentos antes de que saltara sobre Terry

-Salvado de nuevo -resolvió Terry, mirándo con desdén- búscame cuando nos interrumpa.

-¡No te vayas! -vociferó Mar, retorciéndose en los brazos Steve- ¡Cobarde!

-Mark -gruño Steve- compórtate.

-¡Suéltame! ¡Esteno es tu asunto!

-No le hables así -le reprendió Melanie- es tu hermano mayor ¿oíste?

-¿Y tu que hacías de nuevo con el? -le espetó Mark.

-No estaba con el. No encontramos y... -la explicación de Melanie se detuvo- una momento ¿estas regañándome?

-¡Mark! -Anne atravesó la calle y se acercó a su novio. ¿Estas bien? ¿Que pasó?

-Nada que vaya a repetirse -dijo Steve, soltándole- ¿verdad, hermanito?

-Tranquilízalo, por favor -susurró Melanie a su amiga.

-Melanie -dijo Mark, disolviendo lentamente su enojo-, aléjate de el. Tan solo te traerá problemas. Promételo.

-¿Prometerlo? -respingó Melanie, con extrañeza.

-No la molestes -le pidió Steve- ella sabe lo que...

-No quiero que vuelvas a verlo, o si no...

-¿O si no que? -objetó Melanie- ¿me estas amenazando?

Arrepentido de su incipiente advertencia, Mark guardó silencio.

-Suficiente -concluyó Melanie, furiosa- he tratado de entender este pleito absurdo entre ustedes dos, pero mi aciencia se acabó. No me uses como excusa para reñir con el ni tampoco me digas que puedo o no hacer.

-Ahí lo tienes -reviró Mark- te ha puestro contra mi.

-¿Que dices?

-Lo que oíste. Ese hombre tiene tanta influencia en ti que yo ya no significo nada. Lo defiendes como si fuera la persona mas importante en tu vida -la sangre de Mark bulló y se olvido de todos a su alrededor- ¿Por que me haces esto, Melanie? ¿Por que el y no...?

 Al instante, se hizo un largo y tenso silencio. Anne bajó la cabeza  y Steve se llevó la mano a la cara. Melanie cerró los ojos al prever lo que Anne estaría sintiendo. Mark simplemente maldijo para sus adentros especulando lo mismo.

-Ya oscurece -dijo Steve, exhalando pesadamente- ¿Nos vamos?

-Si -apoyó Melanie la idea- Anne y yo tenemos que regresar.

-Mark -Steve tocó su hombro-, volvamos a casa.

¿Por que dije eso?, se atormentó varias horas después Mark Loockwood. Pero no podía hacer mucho por el o por Anne. La voz de su corazón seguía siendo mas fuerte que una promesa hecha a Melanie, aún en contra de su voluntad.

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-¿Como se te ocurrió decirle eso Berth?

-Es una chica muy linda y simplemente lo dije.

-No la conoces lo suficiente como para invitarla personalmente a nuestra recepción.
-No voy a proponerle matrimonio. Es solo una fiesta.

-¿Y que cara pondrá cuando sepa que la engañaste?

-No la engañe -protestó Berth- simplemente no lo dije un par de detalles.

-Deja en paz a las niñas del St. Paul y consiguete algo mas interesante para esa noche.

-Quiero volver a verla.

-¿Que? ¿Estas enamorado?

-Por supuesto que no.

-Entonces obedece.

-Creo que le agradé.

Edward sacudió la cabeza, resignado. Nadie haría que Berth cambiara de opinión. Decidió deja de perder su tiempo y acomodarse en un sillón para leer.

-Veremos que pasa -concluyó Berth-, tal vez te agrade cuando la conozcas.

-Lo dudo.

-Pero no la molestes ¿de acuerdo?, no es como tus otras amigas.

-Todas las mujeres quieren lo mismo.

-No todas -reviró su hermano con seriedad.

-Si -Edward le miró duramente- todas. ¿O te falla la memoria?

Albert prefirió salir de ahi antes de entablar una añeja pelea que no los conduciría a ningun sitio. Azotó la puerta de su habitación, sintiendo un incómodo malestar en el pecho.

No todas -se repitió a si mismo, trayendo la imagen de una bella y dulce mujer a su mente.

Ivanna...

Continuara...

Bueno ya llegue al fin del segundo capitulo, espero que sea de su agrado y sigan leyendo mi novela. Y si no es mucho pedir me gustaria que dejaran un comentario.

                                                                                                                                                  CaroMena.




2 comentarios:

  1. HOLA: sabes me gustan muchos tus libros pero quisiera saber como le ago para seguir leyendo las historias de faraway love hard decisions to take es que me encantaron todos los libros de esa historia y no encuentro los demas capitulos podrias ayudarme forfa?ya lei todos tus libros te felicito estas super padres cuidate saludos y gracias?

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  2. Perdon pero no se de que libro me hablas yo no escribo libros, si te interesa este, contcta con la autoria por facebook lo encontraras en la entrada donde se presenta, un saludo

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